viernes, 29 de octubre de 2010

¿Crees que la situación en Ciudad Juárez en sin precedente?

El la biblia, la palabra de Dios, podemos encontrar la clara descripción del  corazón del hombre sin temor a Dios:
Como está escrito: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su lengua. Veneno de serpientes hay bajo sus labios; llena esta su boca de maldición y amargura. Sus pies son veloces para derramar sangre. Destrucción y miseria hay en sus caminos, y la senda de paz no han conocido. No hay temor de Dios delante de sus ojos." (Romanos 3:14-19)
Esto fue escrito hace casi 2000 años por el Apóstol Pablo. La maldad en la que por tantos años  hemos participado aquí en Ciudad Juárez ha sido sembrada y ahora hemos empezado a cosechar el fruto de nuestra maldad e indiferencia. Todos hemos participado de alguna manera en esta maldad ya que ante los ojos de Dios, hemos hecho lo abominable delante de Él. Mi ciudad, desde que tengo uso de razón, ha sido un lugar incluso famoso por la prostitución, drogadicción, idolatría, bares y centros nocturnos y tantas otras cosas que llevan a la perdición. Aunque habrá quienes, temiendo a Dios, nunca se quisieron manchar en el lodo de tanta inmundicia, la verdad es que todos hemos participado de alguna manera, sea directamente o en la arrogante indiferencia de ver a nuestro alrededor y voltear al otro lado. Dios es un dios justo, y su palabra dice que cosecharemos los que sembramos. Es imposible creer que cada quien tiene derecho a hacer lo que se le de la gana y pensar que la culpa la tiene el gobierno o el narcotráfico. La violencia es el fruto de la corrupción que hemos alimentado a través del los años.
Pero…¿Cómo es que tu servidor se atreve a escribir sobre el juicio de Dios cuando también
merece comer del fruto de la inmundicia? Como dijo Pablo, “Soy el peor de los pecadores,” así
también, en humildad, me confieso haber sido parte de aquellos que no solo permitieron toda
esta maldad, incluso estuve sumergido hasta el cuello en la inmundicia. ¿Qué me pasó?
Continuando con lo que dice la biblia:

“La justicia de Dios ha sido manifestada por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que
creen. Porque no hay distinción, por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos
son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.”

¿Sabes que me pasó? Cristo fue lo me pasó. Dios habló y yo escuché. Fui confrontado con todo el pecado que cometí en contra de Dios. Dios me mostró mi maldad tal cual hice. Al arrepentirme y pedir su perdón, Dios me recibió.

Estimado amigo y amiga, Dios tiene el perdón que tu y yo necesitamos. A través de su Hijo Jesús, recibimos lo impensable, lo inmerecido, lo que está fuera de nuestro propio alcance: REDENCIÓN.

Es por eso que ahora hablo y escribo de esta forma. Lejos de pretender ser digno de juzgarte, te invito a arrepentirte delante de Dios y buscar Su justicia, y lo hago como uno que se revolcó en el lodo de la perdición, y que fue perdonado y redimido por El mismo que ahora sirvo, El Señor Jesús.

Si tú has leído esto hasta este renglón, no es por casualidad, ya que la biblia dice que ni una hoja de un árbol se cae si no es por la voluntad de Dios. Yo no tengo el poder de convencerte de nada, pero el que me mueve a hablarte y escribir esto, puede entrar a tu corazón y empezar a transformarte desde dentro.

Si quieres escuchar mi testimonio, escríbeme.