Cuando veo a mi hija hacer algún deber que le corresponde, como el recoger los platos de la mesa, no es precisamente el acto lo que me agrada, sino la muestra del amor en su corazón al ser obediente.
Los seguidores de Jesús hacen precisamente esto, seguir a Jesús con todo su corazón y anhelan estar en Su presencia. Oramos “…aléjanos de la tentación…,” y Dios lo hace, pero eso requiere de estar en Su presencia. Si estamos más preocupados por los deportes, películas y problemas, entonces la influencia del diablo es más grande en nuestra vida de lo que queremos reconocer.
Si eres un siervo de Dios, el trabajo del diablo es robar tu atención con los problemas y las distracciones que hay en el mundo, porque es ahí, en el mundo, donde Satanás ejerce su dominio. Jesús dijo a sus discípulos que al igual que Él, no somos de este mundo, sino que pertenecemos del Reino de los Cielos. No dejemos ser seducidos por el mundo.
¿Porqué quiere el diablo distraernos? Porque los siervos de Dios son usados para la obra del Reino de los Cielos en la tierra. Si él logra pararte, entonces para la obra que Dios hace a través de tu vida.
Somos llamados a ser la sal de la tierra. Somos la luz que Dios utiliza para preservar a nuestra sociedad de un mundo corrompido por el pecado.
Las obras que hacemos para Dios pueden ser buenas, pero Dios está más interesado en el estado de nuestro corazón. Seamos hombres y mujeres adoradores, llevando una vida de oración, ayunando y clamando a nuestro Dios para que derrame Su Espíritu en nuestra ciudad y nación.