El celo de
vivir en santidad (apartado) para Dios proviene de un corazón que ama a Dios. Este
concepto no es del Antiguo Testamento ni tiene que ver con la religiosidad; el
Apóstol Juan nos ordena: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” (1 Juan 2:15)
El Rey David
escribió: “Adorad a Jehová en la hermosura de LA santidad.” *Léelo y fíjate que
no dice en Su (de Dios) Santidad sino en la santidad PERSONAL del que da la
adoración. Ahí está la adoración que Dios le gusta, la adoración de quienes
vivimos en santidad, apartados del pecado, los que no amamos las cosas del
mundo porque el amor del Padre está en nosotros.
A los que no
tienen el amor del Padre, tal ordenanza por parte del Apóstol Juan les parecerá
RELIGIOSA y fuera de moda, pero para los enamorados de Jesús, lo más importante
es adorar a Dios como Él quiere ser adorado, en Espíritu y en Verdad.
No se puede
servir a dos amos, no se puede amar al mundo y amar a Dios, no se puede tener
un pie en lo celestial y otro en lo terrenal, puesto que los hijos de Dios
pertenecen al reino invisible, al Reino de los Cielos. Las letras rojas del
libro de Apocalipsis confirman que el Señor Jesús juzgará duramente contra los
de en medio. “…Más porque eres tibio y no frío un caliente, te vomitaré de mi
boca.” (Apocalipsis 3:16)
“PERO LA
HORA VIENE, Y AHORA ES, CUANDO LOS VERDADEROS ADORADORES ADORARÁN AL PADRE EN
ESPÍRITU Y EN VERDAD, PUES TAMBIÉN EL PADRE TALES ADORADORES BUSCA QUE LE
ADOREN. DIOS ES ESPÍRITU; Y LOS QUE LE ADORAN, EN ESPÍRITU Y EN VERDAD ES
NECESARIO QUE LE ADOREN.” Juan 4:23-24