En los últimos 30 años, más seres humanos han muerto en abortos, entre 900 millones y 1000 millones, que en todas las guerras en los últimos 2000 años.
Cada año, se estima que más de un millón de personas son secuestradas y usadas como esclavos sexuales en al menos 162 países. El 80% son mujeres y niñas que son despojadas de sus familias y su libertad para ser violadas. Hay pequeñitas que son violadas hasta 30 veces en un día, además de ser orinadas y humilladas en estos actos diabólicos. Jamás en la historia de hombre la esclavitud de personas ha sido de tan horrible magnitud como lo es ahora.
Estos son solo dos ejemplos de la maldad que hay en el mundo en este momento. Nuestra guerra no es contra las personas que hacen esto, sino contra el reino de las tinieblas y sus potestades y principados. La última vez que el mundo estaba de esta manera, fue fulminada por el Señor con 40 días de lluvia. De tales señales habla Dios en Su palabra como advertencia de los últimos días antes del regreso glorioso de nuestro Señor Jesús. La iglesia es llamada a despertar de nuestra mundana comodidad.
La iglesia de Jesucristo es llamada a ser la sal de la tierra, a preservar moral y espiritualmente a la sociedad; somos llamados a ser luz en las tinieblas. Para poder luchar en contra de la maldad en el mundo, primero debemos de ser avivados personalmente. No es posible que sabiendo que miles y miles de personas llegan al infierno, que millones de personas sean esclavos sexuales (al menos 27 millones en este momento,) y que 45 millones de mujeres cada año tan solo en Estados Unidos deciden matar a su bebé por la incomodidad que traería a su vida, sigamos más preocupados en la nueva película o programa de televisión mientras los enemigos de Dios contristan al Espíritu de Dios con toda esta maldad.
Si tu eres parte de esta generación de la iglesia de Jesucristo, entonces rendirás cuentas por los talentos que Dios te ha dado. El propósito de todo cristiano tiene que ser que la iglesia sea gloriosa, porque Dios es glorioso. La iglesia debe ser poderosa, porque Dios es poderoso. La iglesia debe vivir en santidad, porque Dios es Santo. A los que son de Cristo, nuestras vidas ya no nos pertenecen, hemos sido comprados por un alto precio. Ya no le servimos al mundo, le servimos Dios. Vivir en santidad es vivir apartado de la maldad del mundo. Nuestras vidas deben ser de oración, no de cine. Nuestras vidas deben ser de comunión con el Espíritu Santo, y no con las distracciones del mundo.
Despierta, El Señor Jesucristo viene pronto.