Los que son rebeldes, aun en su rebeldía llegan a pensar que sus acciones "son de Dios". El rey Saul fue desobediente y aun así hizo "sacrificios buenos" que él creyó que Dios aceptaría. La unción de Dios no estaba sobre él y sus intentos por agradar a Dios con sacrificios a su manera humana no fueron más que el fruto que daba testimonio de su corazón rebelde.
Así son muchos que dividen iglesias y abren congregaciones para vivir de las mismas, creyendo y haciendo creer a las ovejas descarriadas que "es de Dios".
Así como Saul, muchos hacen "locamente su voluntad" y no guardan el mandamiento de Jehová. (Leer 1 Samuel 13)
Es por eso que clamamos por un avivamiento: ¡Que el temor a Dios nos lleve al arrepentimiento para poder realmente ser de bendición en el Reino de Dios sobre la tierra!
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