Qué fácil confunden algunos creyentes el "vivir para hacer lo que me hace feliz" con el "morir a mi mismo para vivir para Dios". El primero cree que Dios le da esta vida para satisfacerse, mientras que el otro aprende a contentarse en la voluntad de Dios poniendo su mirada en la eternidad. El primero no quita la mirada de su tesoro en este mundo temporal, pero el postrero persevera en lo eterno porque todo lo puede en Cristo quien le fortalece.
*Filipenses 4:10-13
Leonard Ravenhill dijo: "¿Vale la pena tu vida el que Cristo haya muerto en la cruz?
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