viernes, 15 de marzo de 2019

Oposición Dentro de la Iglesia

No te desanimes por la oposición dentro de tu congregación. Velo como la oportunidad que Dios te da de amar. El apóstol Pedro nos explica en 1ra Cor. 13:4, que el AMOR es sufrido, benigno, no envidia, no tiene vanidad, no se enorgullece, no actúa indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no goza con la injusticia, se goza de la verdad. Todo lo sufre, cree, espera, soporta...

Para algunos es difícil entender el mandamiento del Señor Jesús cuando dice en Mateo 5:44: “Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos!” Él lo hizo, así que los hijos Dios también lo hacemos.

 ¿Crees que Dios no sabe quién es genuino y quién no? Mira lo que dice Proverbios sobre esto:

“Las palabras suaves pueden ocultar un corazón perverso, así como un barniz atractivo cubre una olla de barro. La gente podrá encubrir su odio con palabras agradables, pero te están engañando. Fingen ser amables, pero no les creas; tienen el corazón lleno de muchas maldades. Aunque su odio esté encubierto por engaños, sus fechorías serán expuestas en público.”
Proverbios 26:23-26

Al fin todo saldrá a la luz y nada quedará encubierto, querido hermano (Lucas 8:17). Deja que sea Dios quien al final separe la cizaña del trigo (Mateo 13:24-30) y juzgue con justicia. Deja que Él extienda su gracia. 



*Y ora por aquellos a que se arrepientan y que Dios tenga misericordia.

martes, 5 de marzo de 2019

Este Pobre Pecador...

Cuando por primera vez entregamos nuestra vida a Jesús, por la gracia de Dios, y aceptamos la salvación eterna, ahí nos identificamos como PECADORES delante de Él.

Pasa el tiempo y yo sigo escuchando a tantos cristianos identificarse como “este pobre pecador”. 

¿Será que es tiempo que te levantes y que te identifiques como un “santo del Señor” (la palabra “santo” significa “apartado”) y no un pecador?

Los pecadores son enemigos de Dios, y no tenemos que identificarnos como tales, sino como redimidos, santos, hijos de Dios, que por Su gracia, Dios nos aleja de la tentación y nos libra del mal. Ya no somos esclavos del pecado, sino que llevamos una vida digna delante de Dios. 

“Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados.” (Efesios 4:1 NTV)

El nos llama a ser santos como Él es Santo. (1 Pedro 1:16) Yo quiero ser más como mi Señor... ¿y tú?