Cuando por primera vez entregamos nuestra vida a Jesús, por la gracia de Dios, y aceptamos la salvación eterna, ahí nos identificamos como PECADORES delante de Él.
Pasa el tiempo y yo sigo escuchando a tantos cristianos identificarse como “este pobre pecador”.
¿Será que es tiempo que te levantes y que te identifiques como un “santo del Señor” (la palabra “santo” significa “apartado”) y no un pecador?
Los pecadores son enemigos de Dios, y no tenemos que identificarnos como tales, sino como redimidos, santos, hijos de Dios, que por Su gracia, Dios nos aleja de la tentación y nos libra del mal. Ya no somos esclavos del pecado, sino que llevamos una vida digna delante de Dios.
“Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados.” (Efesios 4:1 NTV)
El nos llama a ser santos como Él es Santo. (1 Pedro 1:16) Yo quiero ser más como mi Señor... ¿y tú?
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