Por más virtuosos y creativos que creamos llegar a ser, amigo, no podemos impresionar a Dios. Dios quiere nuestro corazón, y si lo estamos compartiendo con el amor a la música, entonces nuestro corazón está dividido. Mejor es vivir estando postrado, para que los demás solo vean a Jesús, porque la gloria es de Él. Este es un tema muy especial para todo ministro de alabanza, o cualquier seguidor de Jesús que se apasiona por la música, ya que la música, la cual fue hecha por Dios para Su alabanza, ocupa un lugar especial en el corazón de Dios.
Hay algo muy especial en la música. Esto no es un secreto ni para un cristiano ni un incrédulo. La música puede ser un poderoso conducto que apasiona nuestro corazón. Si humildemente estamos dispuestos a glorificar a Dios en alabanza, entonces algo sobrenatural sucede: Dios habita entre los que le están alabando (Salmo 22:3.) Sería una pena pensar que nuestro ego musical (o cualquier otro) y altivez personal tienen algo que ver con un espíritu enamorado de Jesús.
Como ministros de alabanza, somos simples herramientas, pero en la unción del Espíritu Santo, somos instrumentos purificados para que Dios sea glorificado en gran manera. Dios es celoso y no comparte ni Su gloria ni Su alabanza con nadie (Isaías 42:8.) No menospreciemos el glorioso privilegio de ser llamados a ser usados para adorar a Dios a través de la música. Hagamos todo para Él y no para satisfacer a ningún hombre…y ese incluye uno mismo (Colosenses 3:23.)
Todos los músicos experimentamos en algún momento el ser expuestos a la tentación, y el tentador no es para subestimarse, ya que conoce la música muy intensamente porque fue (ya no lo es) el principal ministro musical y todo un experto en la materia, el diablo.
Es fácil enfrentar todo esto si estamos dispuestos a entregarlo a Dios, humillarnos ante Él y disfrutar de nuestro derecho como hijos de Dios a Su asombrosa gracia. Con tal entrega al Espíritu de Dios, ni te acuerdas quien eres ni en donde estás. Hay algo glorioso que sucede en el mundo espiritual cuando la música se usa para alabar al Señor. No hay otro mejor lugar en el mundo entero que este.
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