sábado, 6 de agosto de 2011

¿Alguna vez te has preguntado por qué los medios, como la TV, el internet, las revistas y los videos juegos glorifican todo lo que sea SEXUAL y EL AMOR AL DINERO?

Es casi imposible ver un comercial en la televisión, una película en el cine, la portada del periódico o abrir Yahoo o MSN en el internet sin ver una referencia sexual o al poder del dinero. Está en todos lados. Solo basta echar un vistazo a la cartelera de cine para ver que la mayoría de las películas se tratan de obtener dinero y de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Es tan común, que precisamente la mayoría de la gente está muy acostumbrada a ver este estilo de vida, que hasta lo llegan a defender como algo normal y parte de la vida cotidiana.

¿Qué dice Dios acerca de toda esta perversión sexual y avaricia? “Ustedes son parte del pueblo de Dios; por eso, NI SIQUIERA DEBEN HABLAR de pecados sexuales, ni de indecencias ni de ambiciones exageradas. No digan malas palabras, ni tonterías, ni vulgaridades, pues eso no es correcto. Más bien, usen su boca para dar gracias a Dios. Bien saben ustedes que nadie que tenga relaciones sexuales prohibidas o indecentes, o que nunca esté satisfecho con lo mucho que tiene, tendrá parte en el reino de Cristo y de Dios. Eso es tan malo como adorar a un ídolo. Vivan entonces como corresponde a quienes conocen a Dios, pues su Espíritu nos hace actuar con bondad, justicia y verdad. Traten de hacer lo que le agrada a Dios. No se dejen engañar con ideas tontas, pues por cosas así Dios castiga terriblemente a quienes no lo obedecen. Así que, no tengan nada que ver con esa clase de gente.” Efesios 5:3-10
Si el apóstol Pablo da un énfasis en la gravedad de estos dos pecados, al compararlos como pecado de idolatría, y nos advierte de ni siquiera hablar de tales cosas y no participar con los que las hacen, ¿Como entonces esperamos tener una cercana comunión con Su Espíritu cuando hacemos a Dios a un lado para no perdernos del último estreno de Hollywood?

El padre de las mentiras no necesita ni siquiera esconder tales cosas, cuando los hijos de Dios prefieren alimentar la carne al no resistir ante el bombardeo de los medios. Como hijos de Dios, somos responsables por querer agradar a Dios y no contristar al Espíritu Santo. No debemos andar abriendo nuestra boca para bromear como un afeminado o cualquier otra perversión sexual y no debemos de glorificar lo que otros hacen por el amor al dinero. Muchos cristianos son rápidos para calificar esta postura como legalista, pero el apóstol Pablo nos exhorta muy claramente a permitir al Espíritu Santo que nos llene y nos controle (Efesios 5:18,) y si no somos ni siquiera sinceros para admitir que permitimos a nuestra carne controlarnos directamente a la sala de cine, ¿Como entonces esperamos agradar a Dios? “Aléjanos de la tentación…”

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