Mientras recibimos la Gracia de Dios y le alabamos por limpiarnos de nuestros pecados, ¿cómo podemos pararnos y decir que valoramos la Gracia de Dios cuando defendemos nuestra manera pecaminosa de vivir? ¡Que peligrosa paradoja! Constantemente proseguimos vivir en santidad porque Dios dice que seamos santos como Él es Santo. Nuestra obediencia a Su palabra ES el fruto visible que prueba que realmente apreciamos la asombrosa Gracia de Dios.
“Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.” (2 Cor. 7:1).
Esto realmente se trata de intentar hacernos “tontos” a nosotros mismos (o como dicen los proverbios, “necios”) cuando nos gustan tanto las cosas mundanas y pecaminosas que estamos dispuestos a llamar “legalistas” a aquellos que no solo eligen vivir una vida en santidad para Dios, sino que apuntan hacia la palabra de Dios para advertir a otros sobre su necedad.
No seas un necio. Vive en santidad. Dios no lo está sugiriendo, Él dice “sed santos porque Yo soy Santo.” Sé que la gracia de Dios es tan asombrosa que puede convertir a un amante del mundo en uno que vive en santidad para su Señor. Yo soy testigo de eso.
Hay una advertencia en esta nota. La advertencia no tiene que ver con tu persona, sino con la influencia que tienes con otros. El profeta Isaías escribió “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo…!” (Isaías 5:20) La tendencia de otros a “aceptar” el entretenimiento (tv y películas con blasfemias y que glorifican el pecado) no significa que es correcto seguir viviendo así y esperar que Dios no actúe conforme a su advertencia.
El sabio de corazón recibirá los mandamientos;
mas el necio de labios caerá. Prov 10:8
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