Debemos siempre venir a los pies de Jesús, que Su Espíritu nos revele las intenciones de nuestro corazón, buscando que nuestra mente sea renovada y se sujete a Su voluntad y no la de nuestra carne. Para nuestra naturaleza pecaminosa no es fácil ser como Eliseo, quien no tomó del general Naamán recompensa por haber sido usado para sanarle se la lepra. ¿Por qué no tomaría Eliseo esa riqueza para si mismo?...porque no era la voluntad de Dios y para él era más importante ser obediente.
¿Qué hay en tu corazón? Ve a los pies de Jesús...
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