sábado, 26 de diciembre de 2015

¿Si Somos Salvos, Debemos Cuidar Nuestra Salvación?

Hay quienes creen que si eres salvo (Dios te ha perdonado y vas a ir al cielo), ya no puedes perder tu salvación. He visto personalmente como personas que se hacen llamar "cristianas" y dicen creer ser salvos, viven en pecado con la confianza de que ya no pueden perder su salvación eterna. 

El apóstol Pablo escribió: «...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.» (Filipenses 2:12-13)

La versión amplificada (con la traducción de las palabras en contexto del griego original) nos ayuda a entender mejor el concepto de "cuidar nuestra salvación":

«...ocúpate (cultiva, lleva a cabo, llévala completamente hasta el final) de tu propia salvación con temor reverente y temblor (auto-desconfianza, con suma prudencia, sensibilidad de la conciencia, la vigilancia contra la tentación, tímidamente alejarnos de lo que pudiera ofender a Dios y desacreditar el nombre de Cristo.» (Philippians 2:12 AMP)

El siguiente verso nos explica que nosotros no podemos tener la habilidad de cuidar nuestra salvación por nosotros mismos sino es Dios en nosotros Quien lo hace:

«[No en tu propia fuerza] porque es Dios quien en todo el tiempo está efectivamente trabajando en vosotros [energetizándonos y creando en nosotros el poder y el deseo], tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad y la satisfacción y deleite.»
Filipenses 2:13 AMP

Eso quiere decir que una persona verdaderamente salva busca constantemente ser llena del Espíritu de Dios quien nos da la habilidad de cuidar y seguir cuidando de nuestra salvación hasta el final de la carrera. También podemos concluir que una persona que sigue haciendo lo contrario de cuidar su salvación, haciendo lo que desagrada a Dios y desacredita a Cristo, no es salva, aunque se diga "cristiana", "reformada", "calvinista", o lo que sea...

Si estás viviendo en pecado, arrepiéntete y busca el perdón de Dios. Si eres perdonado, valora lo que Jesús hizo por ti y cuida tu salvación como lo describe el apóstol Pablo. ¡Se lleno del Espíritu Santo!

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