La Historia de Los Peregrinos, Como Se Formó La Nación Más Poderosa del Mundo Y Como se Formó México
Resulta que un día, había un grupo de familias que sabían que no eran libres para buscar a Dios como lo dice en la biblia, y eran sujetos a terribles persecuciones por parte de una sanguinaria organización que profesando hacer la voluntad del mismo dios, mataron a miles y miles de personas. Estas personas se escondieron en un país remoto de su tierra natal. Fueron a dar a unos “países bajos.” Bajo la dirección de su dios, a través de sus líderes, decidieron ir a un nuevo mundo. Ellos no eran los primeros en hacer este viaje, treinta años antes, otro grupo de ellos habían salido en un barco hacia en nuevo mundo y ahora era el momento para ellos también. No tenían mucho que vender, puesto que cuando huyeron de sus tierras, dejaron casi todo lo que poseían. Lograron convencer a un capitán que los llevara al nuevo continente pagándole todo lo que tenían. El viaje a través del océano debería tomar dos meses, sin embargo, duraron cuatro meses en el mar hasta que llegaron a tierra firme. Eran un total de 100 personas de este grupo los que empezaron en viaje (aparte de el capitán y su tripulación.) Ellos pasaron las peores adversidades que jamás imaginaron. Los miembros de la tripulación los maltrataron terriblemente. Pasando los dos meses en alta mar, se les acabó el alimento, y empezaron a morir de hambre y enfermedades. Al llegar a tierra, después de tremendas tormentas las cuales arrojaron a varios de ellos al mar despojados de sus familias, el grupo totalmente desalentado pudo haber pensado si en verdad era la voluntad de Dios el haber venido a este continente. Llegaron exactamente cincuenta con vida de los cien que empezaron en viaje (¡La mitad pereció!) Echaron el ancla y mandaron al primer grupo solo para ser recibidos por un grupo de nativos con la más feroz agresión. No les permitieron bajar y tuvieron que regresar al barco. El frio terrible, el hambre y la hostilidad llevaron a 43 personas a enfermarse al punto de la muerte. De los cincuenta que lograron llegar, solo 7 estaban de pie, los demás estaban moribundos. Lograron bajarse del barco al ver que no había resistencia de estos impresionantes guerreros nativos que probablemente parecían como demonios para ellos. Uno de ellos entro tierra dentro, y encontró un asentamiento, entró a uno de los tepees, y tomo algo de grano, y en ese momento, le rogó a Dios en una oración para que le diera la oportunidad de regresarle lo estaba tomando en ausencia de los nativos. Imagínate el cuadro, todo nevado, sus familiares muertos, moribundos, otros en el fondo del océano, indígenas pintados como demonios, sin agua, sin comida. Regresa este varón a la orilla del mar, y los otros 6 compañeros están completamente exhaustos, y ¿Que hacen? Estuvieron en sus rodillas fervientemente orando y rogándole a Dios que terminara su agonía. Después de días orando, sale de entre los árboles un nativo y se para delante de ellos. Dios contestó su oración. Este empieza a tratar de comunicarse con ellos, venía solo. El nativo regresa a su tribu y dialoga con el jefe y le exhorta a ayudar a los blancos en lugar de atacarles, ya que podría ser de provecho para ellos. Mientras Squanto, el nativo americano, hablaba con el chief, los siete peregrinos empezaron a orar por los 43 enfermos. De 47 enfermos en un hospital, enfermos ya moribundos, ¿Cuantos piensas que podrían ser sanados usando nuestra avanzada ciencia de la medicina? Pues de los 43 moribundos por los cuales oraron, 43 se sanaron, o sea, ¡Todos!
Probablemente ya sabes el resto de la historia. Ellos establecieron el segundo asentamiento el cual se convertiría en diferentes colonias. Ellos construyeron sus aldeas bajo la dirección sobrenatural de Dios, fue Dios quien los salvó de la muerte. Todo este relato es la verdadera historia de los Pilgrims, (los Peregrinos) la cual fue escrita por William Bradford en su diario From Plymouth Plantation. El fue ministro del primer grupo que zarpó 30 años antes y gobernador de su comunidad durante todo ese periodo. Cabe mencionar que de esos dos grupos se formaron las 13 colonias las cuales fueron base para crear a la nación más bendecida en los últimos 500 años de la historia del hombre.
La constitución, la declaración de independencia, y toda la ley de la federación de Estados Unidos de Norte América, fueron escritas totalmente basadas en la biblia. ¿Sabías que antes de cualquier suceso en una corte, en un acto cívico, en la firma de un documento, se hacia una oración a Dios por un ministro? Los grandes personajes, y los no tan grandes, en la historia de los Estados Unidos de Norte América, los que firmaron La Declaración de Independencia, La Constitutción de los Estados Unidos de Norte América, The Ten Amendments, todos eran devotos cristianos, radicales en su manera de adorar a Dios: Jefferson, Washington, Hancock, y después Lincoln, ¡Y tantos otros admirables hombres de Dios! Ahora que este país está en problemas, bueno, ese es tema para otra nota. (Han quitado en nombre de Dios de casi todo, dejaron de hablar de Dios en las escuelas, no solo eso, sino que aun cuando hace 100 años se enseñaba derecho con biblia en mano en Yale, Harvard, y otras universidades, ahora se ha prohibido mencionar a Dios y el juramento a la bandera en las escuelas “One nation under God,” se ha legalizado el aborto y se han matado más de 45 millones de bebés, se ha legalizado la unión entre personas del mismo sexo, y la lista continua.) El Señor es un caballero, y si le damos la espalda, El se retira, y con El su protección y bendición.
En la biblia vienen ejemplos de cómo Dios utilizó a naciones paganas, enemigas de los hebreos, para traer castigo sobre ellos por su desobediencia y por sacrificar personas y animales a dioses ajenos. Nuestros ancestros indígenas, eligieron alabar a la creación y no al creador. La biblia dice: “Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” Romanos 1:20. Nuestros antepasados sacrificaron miles y miles de personas, sacándoles el corazón, y lo cuerpos eran arrojadas desde la parte alta de las pirámides. Los restos rodaban hasta caer casi descuartizados, y la multitud comía de la carne de los cuerpos, todo como un acto macabro de canibalismo ritual ofrecido a dioses paganos que demandaban sangre. Todo esto se llevo a cabo por siglos, antes de que los primeros españoles llegaran a robar y a violar a un pueblo maldecido por sus propias atrocidades en contra de la naturaleza humana. Fue fácil para Cortés, ya que sabemos que las otras tribus alrededor fueron usadas para derrotar a los aztecas. Después llegaron más españoles, pero ahora con una mezcla torcida del evangelio del Señor Jesús y de dioses paganos de la antigua babilonia y Persia, que fueron adoptados por los españoles o través de los siglos. Nuestro país está fundado en maldición por toda la sangre derramada, por todas las atrocidades, homosexualismo, canibalismo, y encima de todo, fue sometido por el un insaciable ladrón europeo, que con una bandera falsa de cristianismo, vino a tumbar a un tlaloc, le cambió de nombre, y puso su nuevo ídolo pagano sobre el mismo altar.
Te has preguntado, (y creo que todos los mexicanos lo hacemos,) ¿Porque con tanta riqueza no podemos salir adelante como nación?¿Porque teniendo todos los ingredientes para ser unos campeones, somos mediocremente corruptos, mentirosos, rateros, chismosos, y sobre todo cínicos? Hemos sido maldecidos por nuestra idolatría. (Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar; seducen a las almas inestables; tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición. 2 Pedro 2:4)
Todos dicen que necesitamos un cambio, pero no dicen como. Si la solución es esa, entonces no la hay, puesto que ni tu ni yo podemos convencer a alguien de que ser corrupto está mal y ya por eso no lo va a hacer. Lo siento, pero así no va a suceder. Si usted le dice a un niño, “No tires esa basura, porque está mal.” Esto por sí solo no tiene valor alguno, porque usted no tiene un parámetro para medir lo que está bien o mal, incluso podemos pensar diferente usted y yo acerca de lo que está moralmente bien o mal. Pero, ¿Quien somos tu y yo para decirle esto a otra persona y convencerle? La ley no se sostiene por sí sola, no lo ha hecho y no lo hará. Es el temor a Dios lo que nos hace actuar de una manera u otra. Si usted le dice al mismo niño que no debe tirar la basura, porque Dios demanda obediencia, y a Dios no se puede burlar, entonces ya no es usted el que respalda esa ley, ¡Sino Dios!
Los hombres no tenemos la capacidad de tener el cambio de malos a buenos, de rateros a honrados, de cínicos a humildes de corazón, de asesinos a compasivos, de pervertidos a purificados, de ignorantes a sabios, de perdidos a honrosos. Ahora la buena noticia: Jesús es el hijo de Dios, y el fue hecho maldición por nosotros (Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO. Gálatas 3:13)
Te contaré lo que pasó conmigo. Yo era uno de esos que no salía adelante por más que trataba. Era de esos que lejos de contribuir a la sociedad, era de lo peor, mi familia estaba destruida, y aun habiendo estudiado en la universidad, siendo muy talentoso en el don que Dios me ha dado, habiendo viajado, conocido, y “sabiéndomelas de todas todas,” me encontraba solo y lejos de la verdad. Un día en marzo del 2008, tuve un encuentro sobrenatural con El Señor Jesús. Mi vida fue cambiada totalmente. El cambio que quisiéramos que le sucediera a los mexicanos, me sucedió a mí, de adentro para fuera. Fui transformado, por la gracia de Dios, en un íntegro y honorable hijo de Dios, y mi familia fue restaurada junto con todo mi contorno. Me encontré con La Verdad.
Jesús le dijo*: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14:6